Comentario
Próximo a Miguel Angel, hasta el punto de que la estatua de san Cosme que acompaña a la Madonna Médicis en la Sacristía Nueva de Florencia es obra suya, es el fraile servita Giovanni Angelo Montorsoli (h. 1507-1563). El san Damián es obra de Baccio de Montelupo. En el sepulcro del poeta Sannazaro, en Santa María del Parto de Nápoles (1530), Montorsoli es aún clasicista, pero ya tributario del miguelangelismo en su Piedad, de San Mateo de Génova (1543) y sobre todo en las fuentes que legó a Mesina en Sicilia, a donde fue llamado desde 1547: allí se alzan las fontanas de Orión y la de Neptuno (1557), esta última con la notable figura de Escila en la que se anticipa al barroquismo de Bernini en la claroscurista cola de sirena.
El colosalismo acusado que intenta contraponer al de Miguel Angel se pierde en vana y prosaica ostentación en Baccio Bandinelli (h. 1488-1560), que insistió tenazmente a la Señoría de Florencia para que se le adjudicase un alto bloque marmóreo donde esculpir el enfático grupo de Hércules y Caco (1534), que se instalará ante la portada del Palacio Viejo en desventajosa rivalidad con el David de Buonarroti. Fundirá estatuas en bronce para el altar mayor del Duomo florentino, pero son mejores sus musculosos bajorrelieves del cerramiento del coro catedralicio (1547 a 1553), con Apóstoles y santos en tensión apretada entre la estrechez de los recuadros, paralelo coetáneo de los relieves de alabastro y madera de Alonso Berruguete en la sillería de Toledo.
El también florentino Bartolommeo Ammannati (1511-1592), anteriormente citado como arquitecto de estética intelectual y abstracta en la ampliación del Palacio Pitti, en el puente de Santa Trinitá sobre el Arno, que sigue las trazas de Miguel Angel, y en el Colegio Romano de los jesuitas, fue asimismo escultor en la estela miguelangelesca y con mejor aliento que su maestro Bandinelli, como demuestra en su Leda del Bargello. Antes de sus éxitos florentinos estuvo en Venecia colaborando con Sansovino en la Biblioteca de San Marcos y luego en Padua, dejando en Roma los excelentes sepulcros de Fabiano y Antonio del Monte, en San Pietro in Montorio (1553). Sus fontanas florentinas son muestra del pretendido colosalismo de los émulos de Buonarroti, pero con mejor resultado en la que, encargada por Cosme I para el Palacio Vecchio, está distribuida entre el jardín de Bóboli y Pratolino (1550-1553), y la espectacular de la plaza de la Señoría, elegida en un concurso de 1559 y hecha en colaboración con otros escultores como Juan de Bolonia: en ella el gigantesco Neptuno, que por su tamaño y color los florentinos denominan Biancone, se acompaña de caballos marinos y náyades y faunos de bronce. Donde encontró oportunidad de dar rienda suelta a una imaginación fantasmal fue en los templetes y esculturas monstruosas del parque de Orsini en Bomarzo, en las cercanías de Viterbo.
Otro seguidor de la manera buonarrotesca es Vincenzo Danti, nacido en Perusa (1530-1576), autor del helicoidal grupo del Honor venciendo al Engaño, heredero de la Victoria del Palacio Viejo. Sobre la puerta meridional del Baptisterio florentino, la trecentista de Andrea Pisano, campea el trío de la Degollación del Bautista, tallado por Danti en 1571.